
Ron Jeremy. Gordo, ya casi calvo, grandes ojos azules. Feo como tu, como yo. Sin embargo, se come a las mejores minas que se le ponen enfrente, y no por placer, sino por trabajo. Su pega es el follar, manosear, lamer y acabar sobre cualquier parte de la nena frente a una cámara filmadora. Lleva en su historial fílmico mas de 700 películas, de las cuales la mayor parte son triple x.
Este es Ron Jeremy. Un tipo común y corriente que se hizo famoso de la noche a la mañana, pues con su fealdad y gordura representaba al hombre simplón y sin alegrías que de repente se ve con la suerte de poder “doblarlo” con la jefa de las porristas. Y aunque no lo crean sus inicios en el mundo del cine se hizo bajo el anonimato, pues Ron actúo en 1973 en la clásica cinta “Jesuschrist Superstar”. Sí, señores, estamos hablando de un tipo que no le teme al ridículo ni ha pasearse por lugares reservados para los pulcros de mente y cuerpo, como lo hizo una temporada trabajando para la Disney, disfrazado e irreconocible en una serie infantil (¿Será por casualidad “Dinosaurios”?). En fin, si siguiéramos enumerando sus logros no nos cabría en una revista, así que por eso decidimos entrevistarlo.
Buscarlo fue todo un evento. Razones, muchas, pero con tres basta:
1- Estamos en Chile, él en EE.UU.
2- Ninguno de nosotros se puede pagar un pasaje en avión (con estos miserables sueldos que estamos recibiendo no alcanza ni pa’ la micro)
3- Ron Jeremy ni siquiera sabe de nuestra existencia.
Así que nos salió más barato pagarle a alguien para que se hiciera pasar por él y nos diera sus posibles respuestas a nuestras interrogantes latentes que le íbamos a hacer a nuestro querido Ron Jeremy. Y qué mejor para responderlas que un fans de él, un ñoño del porno, en simples palabras: Un depravado capaz de estar masturbándose todo el día viendo gemir a esas gatitas de silicona. Sin embargo, y a pesar de recibir el dinero gustoso (equivalente a una promoción completo-bebida), no quiso que reveláramos su identidad. Así que le dijimos que bueno. Algo de respeto tenemos.
La entrevista Parte 1
Nos encontramos en la casa del tipo en cuestión, pues él no puede alejarse mucho de su casa por una orden médica. Nos sentamos y le explico lo que tiene que hacer. Me responde que entiende, que lo tiene todo claro. Prendo la grabadora entonces y lanzo la primera pregunta:
Como estrella del porno internacional imagino que tendrás una posición sexual favorita.
¿Quién? ¿Ron Jeremy o yo?
Paro la grabadora y le explico con suma calma pedagógica de nuevo lo del simulaje, que debe hacerse pasar por Jeremy, creérsela y todo eso. “Ya”, me responde.
La entrevista parte 2
Prendo de nuevo la grabadora y repito:
Como estrella del porno internacional me imagino que debes tener alguna posición favorita.
Oh, sorry, but I don’t understand your language.
Debo detener nuevamente la grabadora. Este tipo es realmente un imbecil. Ya ha arruinado la entrevista dos veces e insiste en mantener en su alerdado rostro una viscosa sonrisa. Me deshago en explicaciones por segunda ocasión y le digo que esta bien que se crea el cuento, pero que no me hable en inglés, que hasta el mismísimo Ron trataría de responder en mi idioma, que en Chile se habla español y por lo mismo en la revista se escribía en aquel lenguaje, por que si no nadie nos entendería. “Ya, démosle”, me responde e intentamos proseguir con la entrevista. Ante la arremetida con la primera pregunta mi acompañante se puso a divagar elogiando su cuerpo, su vigorosidad y su gran falo. Si, eso dijo. Bueno, es lo que esperábamos: que se creyera el cuento, pero no me esperaba que él mientras hablaba y respondía a todas mis preguntas, su mano derecha lentamente comenzara a desplazarse hacia su entrepierna. Trate de evitar mirar tal acto, pero la repugnancia se apodera de mi, no digo nada y solo quiero retirarme. Le digo que eso es todo, que muchas gracias, que le regalo un ejemplar de la revista con su entrevista y todo eso. Se levanta del asiento y una notoria erección me despide en la puerta de entrada. Salgo y la puerta se cierra. Camino hacia mi casa, mientras reviso lo grabado. Nada sirve. Lo borro, lo desecho. Gracias por nada, guatón pajero. Gracias por nada, Marcelo.