Wednesday, February 08, 2006

Si la ha visto aviseme, por favor


Es bajita, sonrisa amplia y generosa. Cuando se enoja se le nota en los ojos, pero de por si es muy simpatica. Responde al nombre de Claudia y si hay algo de confianza, como la que tengo yo, le pueden decir "Toshoka". Ella me quiere mucho, pero esta desaparecida desde el 25 de enero de este año. Fue raptada por su hermano y se la llevó a Arica, la ciudad más repugnante que puede existir en este momento. Suele utilizar chasquilla y lentes grandes. Es un poco cachetonsita, por lo que se le puede reconocer de inmediato. Por favor, si la ven diganle que yo la quiero mucho y que me perdone mis arrebatos ciegos, pero ella me entiende, pues a veces le pasa lo mismo. Diganle también que no soy nadie sin ella y que mi pecho cruje cada vez que la siento tan, pero tan lejos. La recompensa equivale a ver como mi desplante se hace más y más firme con ella cerca y como se darán cuenta mi destino estará forjado a su lado. Bueno, además todo esto va junto a una gran sonrisa.

De antemano gracias.
Toshoko.

Monday, February 06, 2006

¿Dónde estás?



Miro y miro, pero no te veo. Ya no sé que ver, pues sé que no estarás ahí, en ese lugar en el que estabas presente para mi. Son tantos los días que quedan y siento, a pesar de los llamados telefónicos, que es un tiempo que se ha perdido en el espacio, tiempo que se evapora, que no se puede tocar; es el tiempo que quisiera aprovechar para ver, hacer, descubrir cosas que contigo se ven de otra forma, se gozan y se viven de diferente manera. En fín, espero que el día que llegues sea un buen día y no amargado como lo fue el anterior: Un día negro, como aquel jueves en el que tu mirada ya no quizo cruzarse más con la mía.

Thursday, February 02, 2006

Me voy a caer de bruces (babeando en La Florida)


El otro día casi me corto el rostro. Me tropece con un cable y mi cabeza iba directamente hacia una vitrina de vidrio. Mi cabeza tenía como destino un panel de cristal que iba a romperse en mil pedazos (como la canción de Cristina y los subterraneos); y yo sin hacer nada solo asumir que mi cabeza se derramaría sobre los vidrios quebrados. Sangre, cicatrices, asco y miedo hubiesen sido el escenario de mi calvario. Al final, un trasero paro mi caida y la risa cubrió el drama que podría haberse desatado.